Dr. Ayaz Alam, académico del Dpto de Geología “Los socavones o sinkhole se pueden producir por causas naturales como la disolución de las rocas carbonatadas por las aguas de lluvia o por acciones humanas como sobreexplotación del acuífero”




Desde el sábado 30 de julio pasado, en el sector mina Alcaparrosa, en la comuna de Tierra Amarilla se puede apreciar un enorme socavón en la tierra. Autoridades locales, y servicios como Sernageomin mostraron su preocupación por la ocurrencia del evento y los posibles riesgos para la comunidad. Medios nacionales e internacionales ya hablan del fenómeno y se aprontan hipótesis sobre el origen, causa y frecuencia de eventos como estos en la Tierra.El Dr. Ayaz Alam, MBA, académico e investigador del departamento de Geología de la Universidad de Atacama ha estudiado por años el comportamiento de la tierra a través de la Geoquí­mica; Hidrogeología; Geología Ambiental Litio; Sistema hídrico de los salares y contaminación arsénica del medio ambiente. En una breve entrevista, el académico se refierió al fenómeno de Tierra Amarilla.

¿Con qué frecuencia se han registrado históricamente fenómenos como el socavón que vemos en Tierra Amarilla; y cómo se le denomina en la ciencia de la geología?

No se forman los socavones (o sinkholes en inglés) con una cierta frecuencia. Además, tampoco se forman únicamente como vemos en Tierra Amarilla. Más aún, pueden ser completamente naturales (p.ej., disolución de las rocas carbonatadas por las aguas de lluvia) o por acciones humanas (p.ej., sobreexplotación del acuífero puede causar hundimiento). Por otro lado, cómo se formó el socavón que vemos en Tierra Amarilla no es la única manera que se ocurre el fenómeno de subsidencia o hundimiento, lo que es el asentamiento de una masa de material terrestre por debajo del nivel del material circundante. Puede ser causada por diferentes razones y en distintas circunstancias como la disolución y/o el derrumbe de roca, eliminación de fluidos (agua subterránea o petróleo), compactación de sedimentos, eliminación de roca o fracturación, etc. En cuanto a tiempo que se toma en ocurrir, podemos clasificar hundimiento como (i) subsidencia, que es lento y progresivo, y (ii) colapso que brusco y rápido. Se producen por movimientos sísmicos (licuefacción sísmica), rellenos no compactados, hundimiento de minas subterráneas, túneles, deshielo periglaciar (permafrost), extracción de fluidos como petróleo y agua, colapso de rocas solubles por disolución natural o por la construcción de embalses o pantanos sobre terrenos solubles, etc.

¿Qué factores generalmente se asocian a la ocurrencia de estos fenómenos?

La subsidencia es un tipo de colapso del terreno casi vertical o el asentamiento de los materiales de la tierra. Este tipo de colapso del terreno puede ocurrir en pendientes o en terreno llano. Con frecuencia produce hoyos circulares en la superficie como en el caso del socavón de Tierra Amarilla, pero puede producir un patrón lineal o irregular. La subsidencia del terreno está asociada normalmente a la disolución de rocas solubles, como caliza, por debajo de la superficie. El paisaje resultante tiene depresiones cerradas y se conoce como topografía kárstica. Otras causas importantes de hundimiento son la descongelación de suelo helado (permafrost), la compactación de sedimento recientemente depositado y la contracción de suelos expansivos. En menor grado, los terremotos y el vaciado de las cámaras magmáticas también pueden causar subsidencia. La subsidencia inducida por acciones humanas puede producirse por sobreexplotación de acuíferos; por el derrumbe de suelo y roca en minas subterráneas, como las dejadas por excavaciones mineras; y por el drenaje de humedales.

¿Una vez identificado el fenómeno se podría llegar a anticipar su ocurrencia o eventualmente establecer zonas de riesgos en el entorno cercanos a concentraciones urbanas?

Por supuesto. Se puede mitigar el riesgo de hundimiento, especialmente los efectos como daños a la población e infraestructuras. Las medidas preventivas incluyen realizar estudios geológicos para detectar zonas de riesgo, elaborar mapas de riesgo, y realizar una ordenación del territorio para poner en acción y práctica los dichos estudios. Por otro lado, en caso de la eventualidad de un evento como fue en Tierra Amarilla, las medidas correctoras incluyen rellenar cavidades formadas y evitar la construcción sobre antiguos asentamientos mineros, zonas kársticas (marcadas por las rocas susceptibles a disolución por el agua como caliza), o lugares de explotaciones petrolíferas o gaseosas. La reducción de riesgos de subsidencia y otros relacionados con ella requiere la comprensión del paisaje desde una perspectiva geológica. Incluso con este conocimiento resulta difícil prevenir la subsidencia natural. Sin embargo se pueden dar pasos para minimizar el daño asociado con este riesgo. Por ejemplo, mapas geológicos detallados pueden presentar con la mayor exactitud posible los riesgos que existen. La comprensión de la geología, unida a la de los sistemas de aguas superficiales y subterráneas de una zona, ayuda en gran medida a predecir y evitar la subsidencia. El mejor modo de prevenir el daño del hundimiento causado por las actividades mineras es impedir la extracción en zonas urbanas. Aunque dichas leyes están vigentes en la actualidad, todavía existe el peligro de minas más antiguas. Cuando los planificadores deben tomar decisiones sobre dónde construir en regiones con riesgo de subsidencia, el conocimiento del entorno subterráneo es crítico. Se recomienda la exploración del subsuelo con radares de penetración en tierra (GPR) y la perforación de sondeos para examinar la geología del subsuelo antes de comenzar la construcción. Estas técnicas pueden ayudar a impedir que se construyan estructuras encima de túneles de minas subterráneas.



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